Una presencia constante se enmarca con atributos ancestrales enraizados a la cultura y a la tradición. Un mito como ente protector y a su vez otra mirada como ente devastador. La obra presenta las tensiones entre el volcán Galeras y los habitantes de Nariño, Colombia; El volcán se encuentra activo desde los primeros registros españoles en 1600 pero a pesar de esto sus pobladores se rehúsan a evacuar la zona; Presentándose un cruce de miradas entre quienes dicen que el volcán amenaza con destruir la Ciudad y quienes lo consideran un ente protector que nunca les haría daño.
La instalación presenta una maqueta de una post-erupción. Una tierra no-inerte sepultada por la mirada furiosa del supuesto ente. El proyecto también cuenta con un registro fotográfico cortesía del Servicio Geológico Colombiano en forma de libro de artista